Aún me quedan unos pocos meses con el dichoso carnet A2, el engendro normativo que sufrimos quienes, desde finales de 2009, queremos conducir una motocicleta. Un permiso de conducción que sólo tiene validez dentro de las fronteras españolas; un permiso para el que los fabricantes apenas ofrecen modelos, pues en España no se venden motos nuevas de entre 30 y 48 CV (pienso en motos-motos, no scooters), lo que nos obliga a recurrir a motos muy antiguas o a limitar motos demasiado grandes y potentes; un permiso del que uno sólo se puede librar volviendo a pagar más peaje a esa alianza maligna formada por la DGT y las autoescuelas...
Como decía, me temo que en unos meses nada me librará de volver a pasar (y pagar) por la autoescuela. Tendré que volver a repetir una de las más frustrantes experiencias pedagógicas que puede tener un ciudadano español. Y lo peor será que toda esa frustración, de la que casi te olvidas cuando logras el ansiado permiso de conducir, no habrá servido para nada, porque es bien poco lo que se aprende en una autoescuela.
Por ejemplo, cómo evitar caídas. Como sabemos casi todos, hay dos tipos de motoristas: los que se han caído y los que se caerán. La moto tiene dos ruedas (por si alguien no se había fijado...) lo que la hace muy inestable. Por tanto, es muy importante aprender a mantenerla de pie o, en caso de caída, saber cómo levantarla. Para quienes andamos por una ciudad todos estos consejos son especialmente valiosos, pues nos enfrentaremos a diario con circunstancias que nos pueden hacer caer. No son caídas para matarse, pero es fácil hacerse mucho daño si nos cae una moto de 200 kg sobre una pierna, y casi seguro que nos harán daño en el bolsillo (e incluso en el amor propio).
En el enlace las tenéis explicadas con detalle, pero me permito resumirlas:
- Ojo con los sistemas antirrobo en el disco de freno. Si olvidamos quitarlos antes de arrancar la moto, pueden dañar las pinzas y/o el disco o hacernos perder el equilibrio.
- La moto en parado debe moverse, siempre que se pueda, sentado sobre ella (especialmente si pesa más de 150 kg.). Cuando no sea posible, mucho ojo para sujetarla con cuidado y evitar que se incline más de la cuenta.
- Cuidado al girar la dirección a tope: la moto tenderá a caer hacia el lado que giremos.
- Subir y bajar bordillos es una operación delicada: siempre en perpendicular y con suma atención.
- Mejor calzado sin cordones, o las lazadas bien escondidas bajo una lengüeta o dentro del calzado.
- Cuidado en gasolineras, rotondas o zonas industriales: restos de combustibles o áridos pueden convertir la calzada en una pista de patinaje.
- Lo mismo vale para pasos de cebra y demás marcas viales. Y también los parches e irregularidades en el asfalto, que comprometen la adherencia de nuestra moto.
- Y, por supuesto, el agua, en sus múltiples manifestaciones, muy especialmente cuando es poca e inesperada: la primera lluvia, limpieza urbana, riegos de parques y jardines, etc.
- Qué podemos decir de coches y autobuses, que no siempre nos ven (o, ni miran) antes de efectuar un cambio de dirección: toda precaución es poca.