Madrid no es una ciudad especialmente sucia... gracias al ejército de barrenderos que la recorre, día y noche. Como decía alguien, "limpio no es quien mucho limpia, sino quien poco ensucia", y en Madrid se ensucia mucho. De entre todas las causas de la suciedad en Madrid, hay una que me irrita especialmente, y que me ha tocado ya sufrir como motorista. Sirva esta foto (en este caso no se trata de mi moto) para ilustrarlo: las palomas.
Madrid está llena de palomas, que son como ratas aladas. Horribles palomas, gordas y torpes, que retozan sobre el arbolado urbano y siembran las calles de Madrid de cagadas enormes y pringosas. Sobre la ropa o el pelo son, simplemente, asquerosas. Sobre el coche te pueden comprometer la visibilidad si están en el parabrisas, o cargarse la pintura si no las limpias rápidamente. Sobre la moto... te pueden fastidiar la ropa, o los guantes, o lo que sea.
Vayamos a lo práctico: ¿cómo nos enfrentamos a las palomas?
- Primero, eligiendo cuidadosamente dónde aparcamos la moto. Evitemos los aleros o balcones y, muy especialmente, los árboles. Hay zonas del centro de Madrid donde es complicado aparcar "en descubierto", especialmente si seguimos la normativa municipal de aparcamiento. Lo ideal es disponer de soportales, o de huecos pegados a la fachada sin nada encima donde puedan posarse las palomas. Y si no queremos quemarnos, hay que buscar siempre la fachada norte.
- Si nos hemos despistado, o no nos ha quedado otra que aparcar en zona peligrosa, es posible que nos encontremos una sorpresa desagradable al recoger la moto. Si debemos hacer una limpieza de urgencia (asiento, manillar...) es bueno llevar en la moto alguna toalla vieja, o papel de cocina, o incluso toallitas limpiadoras. En cuanto sea posible, deberemos limpiar bien el estropicio para evitar que el "regalito" de las palomas se coma la pintura o estropee otras superficies.
Además de esto, podemos promover la cría del halcón peregrino en el centro de Madrid...
Foto: Mark Berdomas Duncan